Talento privilegiado, fue alumno y bien pronto adversario de Guillermo de Champeaux y de Anselmo de Laon. No siendo cl�rigo, reun�a a numerosos disc�pulos (en Melun, Corbeil, Par�s).
Se enamor� y tuvo un hijo de Elo�sa, cuyo t�o, el can�nigo Fulberto, contrat� sicarios para que castrasen a Abelardo. �ste y Elo�sa se retiraron a sendos monasterios, pero sus disc�pulos pidieron a Abelardo que volviera a su magisterio p�blico (Historia de desventuras, 1136, y Cartas de Abelardo y Elo�sa son testimonios de esos pat�ticos sucesos).
Su Introducci�n a la teolog�a fue condenada a las llamas en el Concilio de Soissons (1121) y san Bernardo consigui� una nueva condena de frases de sus libros en el Concilio de Sens (1140).
L�gico eximio, intent� conciliar realismo y nominalismo; a la vez, reuni� argumentos contrapuestos en su Sic et non (1121) y reclam� que la fe fuese limitada por �principios racionales�, que expuso en su Dial�ctica (1121), por lo que algunos lo consideran padre de la escol�stica. Por su esp�ritu cr�tico racional y por el papel que su �tica otorga al factor subjetivo, Abelardo rebasa ampliamente la filosof�a de su tiempo.
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